domingo, 22 de marzo de 2009

Monólogo de los veinte años. (Parte Uno ¬¬)

Caminando llena de dudas. Así estaba. Mis mejillas delataban mi vergüenza. Mis cabellos despeinados, tu pensamiento. Y cada átomo de mi ser era un desorden. No sabía cómo dejarte ir. No sabía cómo dejar de pensar en todo ese miedo que una vez había cundido mi alma y allí se había quedado. Ese miedo que llevaba tu nombre grabado. Una razón para morirme. Pero tantas para vivir: tu cabello, tus labios, tu aroma, tus manos, tan grandes, tan viejas, tan llenas de experiencia y ausencias. Tan sedientas de caricias y paz. Tan puras, tan creativas. Mi cabello blanco se derretía con el viento. Ya estoy vieja, ya no estoy para estas cosas. Huir de un chico como tierna adolescente ya no es lo mío. Más siendo que usted ya no es un chico. Ya mi piel no arde con tu pensamiento, como he dicho, lo hace con el sol. Las arrugas, que parecen tierra seca, albergan cada sentimiento que usted provoca en mí. Ya estoy vieja, estoy grande. Ya no puedo hacer estas cosas. Demasiado. Suficiente. Mejor sería comprarme un libro y tomar el té. Jugar a que me acuerdo de lo que iba a decir cuando en realidad, mis pensamientos se quedan en la estación y pierden su tren. Luego no llegan a destino y entonces mueren. Y acabado eso, alguien se enfada por haberme escuchado tan atentamente decir una frase sin concluir, hecho que no debió haber ocurrido jamás de los jamases. Como decía, ya estoy vieja. El helado me da frío hasta en verano, me duelen los pies cuando voy a comprar el pan, así como la columna, la cintura, el tobillo, las neuronas, e incluso, mi falda larga siente miedo de poseerme. Ya no estoy bien. Ya no sé si enamorarme. O por lo menos apasionarme así. Uso hombreras en las blusas. Uso la palabra “blusa”. Digo “por favor” y “gracias, querido”. Ya no me importan los colores de mi ropa, si combinan, si no entonan. Si me maquillo excesivamente; lo hago diario. Si los ruleros me quedan mal; eso ya no importa, mientras los tenga puestos, todo bien. Salgo a la vereda con una escoba y me sostengo en ella mientras converso con mis vecinas sobre lo que le pudo haber sucedido a la chica de la otra esquina. Hablo a los gritos. Voy al médico para charlar con la secretaria. Voy a la farmacia cuando no está el dueño, para charlar con la empleada. Voy al edificio donde vive mi hijo, para charlar con el portero. No, ese es eléctrico. Ahí voy para...




(Le falta conclusión a mi escrito, el tema es que mi pc anda como la mierda, así que se me guardó esa parte y después me dió bronca perder todo lo otro y entonces ahora ya no se me ocurre nada más para escribir.) ¬¬

6 pensantes:

no found dijo...

Buenisimo tu monolgo jaja quiero la otra parte para poder opinar....

Gracias por pasar en serio, igual ya veo que arrancaste a sumar puntos para el proximo ranking jaja

cosasimpropias dijo...

me encantan los escritos dirigidos a un "usted". te felicito sofi, es un texto espectacular

vicky dijo...

mañana cumplo 20 años!si te contara todo lo que paso en mis tres ultimos dias de 19 no se si lo creerias,por eso estoy feliz por cambiar de decada,un beso so!

((Cioran el pirata)) dijo...

En memoria de una herida que no duerme…
Difícil calmar mis pies…
Se desperezan las tormentas por venir…
Oscureciendo tantos sueños que teníamos…
Aprendí a caminar si Luna…
Y a desfilar mis huesos…
Todos nos desangramos…
En mi caso mas de una vez.!!!

Saludos, buena semana!

Susana Peiró dijo...

Preciosa: Esto está BUENÍSIMO!

Date tiempo, a veces las ideas tienen un ritmo propio para madurar en nosotros. No te apresures, vas a redondear tu relato...a su tiempo.

Lo hacés MUY BIEN, Sweety, y me enorgullece ese talento tuyo!

Besazo cieloooooo!!!!!

eliú dijo...

salvo por la diferencia de genero, es como si me describieras, al menos en unos años más...


:)



niño viejo




pd, genial tu escrito