Nada de lo que tengo es verdaderamente mío. Como mi vida, podría irse en un segundo. Trato de mirar a todos lados, aún cuando cruzo la calle, pero nada es peor que la sensación de nada alrededor. No hay protección (bueno...es Argentina), no hay seguros, ni seguridad, no existe la salvación ni la cura al tropiezo más estúpido de todos. ¡Ni siquiera mi cuerpo es mío! Cualquiera podría quebrarlo en mil ochocientos cincuenta y dos pedacitos. O tres. No importa, ya no sería dueña de mí misma. Un desastre que nos traigan a la vida para regalar lo que tanto cuidamos a los que tan poco cuidan.
Beber con moderación. Prohibida su venta a menores de 18 años.
(La foto es de Boca Ratón, un lugar con arte.)
2 pensantes:
me gusto tu blog
Boca Raton, donde según las sit coms, mandan a los viejitos a descansar.
Beso So!
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