Medio muerta. (Nada malo)

Mientras yo pienso, miles de cosas pasan. Aquí y allá. Norte y Este. Y noreste. Las cosas nunca dejan de suceder, y mientras me detengo, nadie más se detiene. Porque si me detengo es a verlos. A verte a vos. Y a vos. Y a vos. Imaginarte a vos, que siempre alejado. Y escribir. Reflexionar sobre una hoja de blog, una más de vida, una menos de ruta. Escribir escuchando Aznar y Lebon, y descubriendo. Sólo descubriendo la magia de dos en uno. De unir. De reparar con sobras, de sobrar con reparos, de seguir vivendo. Volarme sentimientos, dejarlos pasar. Porque de eso se trató siempre mi vida, corta vida. Dejar pasar, no es borrón y cuenta nueva, es sólo dejar pasar. Porque con música de todos modos, se van las malas caras. El paisaje al volver del cole, con quietud junto a mis oídos, en forma de melodía, se vuelve mágico. El cesped se tiñe de un verde exuberante. Y quizás sea rojo. Es verde para mí. Dicen muchos que el sol es rosado, que el día es rosado. Para mí es amarillo. El día es amarillo. Y el número cuatro es rojo. No colorado, rojo. Así como verde el número dos. Y azul marino el uno. ¿Por qué? ¿Quién carajo sabe? ¿A quién le importa lo que pienso yo de los números y sus colores? Mis teorías no son útiles sino para mí. Para mi paz, para mi libertad, para mi mí. Y aunque suene antiestético, estoy medio muerta.~