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lunes, 26 de octubre de 2009

Historia pequeña de rayos de luz que puede ser tan enorme muchas veces.~

Había dos siluetas... eran como dos sombras...
Apenas se rozaban con sus dedos índices... se tocaban la cara... dibujándoselas...
Luego se empezaron a dibujar otras partes. El cabello, el torso, los brazos. Las piernas, rodillas y pies. Todo con detalles.
Y del vientre algo comenzó a salir... algo como una energía rara. Algo extraño, fuerte, que ligaba a las dos sombras. Como una luz. Un rayo de luz. Uno era amarillo. El otro creo que también. Y se seducían, se tocaban... Eran sólo luz. Espesa en el aire. Luz.
Y una vez que se tocaron, era complicadísimo separarse.
Y una vez que se separaron, dejaron una marca.
Y una gota de luz amarilla clara se cayó.
Era una mezcla entre dos amarillos perfectamente combinados.
Y de esa luz, algo se dibujó.
Una cara.
Y también otras partes.
El cabello, el torso, los brazos. Las piernas, rodillas y pies. Y nuevamente con detalles. Hermosos detalles.

Y los tres rayos de luz se miraron, asombrados.
Y rieron.~

martes, 8 de septiembre de 2009

Aventura Óptica.~


Olimpia tuvo una historia de amor. Un romance de colectivo. Comenzó con puros hechos; la pasión se demostraba sola. Él se sentó al asiento de al lado, junto a ella. Olimpia leía un libro de cuentos difíciles y espectaculares. Sin conocerse, se conocieron; él pispeaba su libro de cuentos difíciles. Ella miraba a la ventana, cada tanto; se mareaba. Olimpia lo olió entero. Su aroma era pasajero, nada fuerte. Se podría decir que era
casi un aroma más. Tuvieron amor de hora y media, quizás menos. Quién sabe, ¿no? Él se dejaba llevar, y cada tanto se dormía. Ella le seguía, con sus grandes ojos pardos, trémulos como el fuego de una vela. Lo quemaba con su iris fogoso y vivo. El silencio, la mejor comunicación. Una aventura express. Aventura que culminó con un sonriente "Disculpame, ¿me dejás pasar? Tengo que bajarme..." de Olimpia, una suerte de clímax de la relación. Concluído con el "Sí, claro, perdón..." Perdón sin sentido, perdón por las dudas, de este tonto desconocido, fiel amante, mientras haya durado. Una aventura óptica. Y no una ilusión óptica. Una aventura. Al bajarse del colectivo, Olimpia experimentó el más corto nirvana en toda la historia.~