Amiga.

Alguna vez me sentí prisionera de tus palabras.
Bueno, hoy en cambio, me siento con ganas de otro.
De otros.
Hoy no tengo ganas de vos...
Hoy me voy a buscar otro caminante...otro peatón.
Quiero que ese sol que nos hace arder la piel,
Sepa por qué vos y yo ya no compartimos.
Y no creo que compartamos...
¡¡Pero casi me hacés llorar!!
¡¿Sabés cómo detesto llorar sin tu hombro?!
Lo sabés, ¿no?
Me conocés.
Sí, me re contra conocés.
Mucho tiempo llevás conociéndome.
Tanto, tanto, que quizás te cansaste de mi.
Lo entiendo, sin compartirlo, por supuesto.
Pero lo entiendo.
Así que gracias, porque te amé como a una hermana.
Y lo único productivo que puedo hacer es escribir estos versos...
Que, fijate lo malos que son, es lo máximo de lo que soy capaz.
No soy nada más ahora, ni nada menos...
Y no voy a decir que estoy bien...
Yo ya cambié, pero no estoy bien.
Si bien me "molestan pocas cosas"...
No estoy sintiéndome bien.
Sin embargo, sí que sé ponerme en el lugar del otro.
Me puse en tu lugar y descubrí,
Que no sos nada más que una amiga, y no sé
Hasta que punto importa esa palabra, ese título.